jueves, 18 de julio de 2013

CARTA DE INVITACIÓN A MI CRIADOR


Cuando Manu me criaba en le Palacio de los Tartessos
   
     Querido Manu:

   Te escribo desde mi loft con wifi mientras me tomo un margarita y chateo con las churris caninas. No está mal la vida de soltero de oro en Sevilla, ¿eh? Es un invento bueno, bueno.

    Como ya te adelantaba el otro día, me gustaría invitarte oficialmente, como criador mío que eres, a contarle a la gente que nos lee las diferencias entre “ser un criador” y “tener un criadero”. Lo cierto es que, aunque muchas personas piensen que es lo mismo, a mí no me lo parece. Desde mi punto de vista como cuadrúpedo, lo de “criadero” me suena a fábrica de perrinos, ¿verdad?, como esos capítulos de los Sympsons donde se ve la fábrica de nubes, que es Springfield… Buf, qué repelús me da eso, me imagino ahí al Sr. Burns rodeado de máquinas haciendo perros y frotándose las manos. En cambio, cuando pienso en  ti como “criador” se me vienen a la mente cosas bonitas. Me acuerdo cuando nos ayudaste a nacer como conté en el Capítulo 4, cuando nos esperabais Carmen y tú con besos y abrazos, cuando nos disteis por primera vez aquel pienso húmedo raro y cuando os asegurabais de que estuviéramos fresquitos en el coche mis hermanos y yo cuando nos llevabais al veterinario; me encantaba ese airecito frío que salía por unas ranuritas negras en el coche.

    En fin, que estas dos cosas desatan en mí sentimientos contradictorios. ¿Qué me dices tú? ¿Estoy yo muy sentimental o qué me pasa?
     Ya he terminado el margarita. Cierro el wifi y me voy a dormir. Espero tu respuesta.
     Un abrazo desde mi loft de soltero motero.


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