lunes, 18 de noviembre de 2013

CAPÍTULO 15: La saga "Primpe informa" (2ª parte) - Veterinarios: ¿ángeles o demonios?

Sonia y yo en plena intimidad exploratoria

     ¡¡Qué pibones!! Pensé el día que entré en la clínica veterinaria. ¡Claro, así se deja tocar cualquiera! ¡Toca Sonia, toca! ¡Soy todo tuyo! 

      Alba, Sara y Sonia fueron las tres primeras caras que vi cuando pasé aquella puerta de cristal que estaba llena de chupetones allá por el mes de julio. Llevaba 2 días en mi nuevo hogar y ya me estaban sacando de excursión por el barrio, eso sí, en una mochila la mar de cómoda diseñada para aposentar mis estupendos cachetes ya que no podía tocar el suelo (mi calendario vacunal estaba aún sin terminar y el parvovirus acechaba a la vuelta de la esquina). 

     Aquella tarde tocaba la inserción del microchip y una vacuna de la cual no quiero acordarme. Y no quiero acordarme no por nada, sino porque el nombre es muy largo y requeriríra demasiado esfuerzo a estas horas de la noche. Qué vago soy :P 

    Como os decía, iba yo de paseo por Sevilla viendo un bonito paisaje veraniego cuando, de repente, noté que María se detenía frente a un escaparate donde estaba tendido un gato (con pinzas de la ropa no, hombre, no te asustes, quería decir tumbado). Aquel gato (más bien gata), era Susi, la novia de Príncipe, las mascotas de la clínica con las que no congenio demasiado bien ya que les pido más juego del que ellos pueden darme

     Pues eso, entramos en aquel local y allí estaban ellas, las tres princesas de mi cuento vestidas con un uniforme verde (Sonia además llevaba una casaca con dibujitos igual que hacen los pediatras para que los niños se despisten y no se piensen que son médicos, pobres ilusos). Joaquín colocó la mochila en el mostrador, abrió la cremallera y de repente vi cómo unas manos con olor jabón (¡muy importante! yo estaba aún sin inmunizar) invadían mi espacio para cogerme en brazos y decir: "Ayyy, qué mono.... ¿este es Primperán? Hola Primpe... Qué Jack Russell más bonito". ("Qué típico tópico", pensé, seguro que se lo dicen a todos los peludos. Luego me di cuenta de que yo soy el más guapo de la clínica y lo de "bonito" no se lo dicen a todos).

      Al principio estaba un poco acongojado porque eso de que te saquen de tu entorno y te lleven a un sitio donde hay más olores que en la perfumería "Aromas" es un poco impactante, pero pronto me di cuenta de que aquello sería un parque de atracciones para mí en cuanto pudiera tocar el suelo.

    Pasamos a la consulta de Sonia quien escrupulosamente limpió la mesa con un producto matabichos específico para que yo no pillara ni polvo (¡importante! estoy sin inmunizar y en las clínicas hay muchos bichos malosy empezó a preguntar: "¿De dónde viene Primpe? ¿Qué cuidados han tenido con él? ¿Está desparasitado? ¿Tiene alguna vacuna puesta?"... La niña parecía Carlos Sobera en el 50x15, y María y Joaquín los concursantes que se llevarían un premio de los gordos porque no fallaron ni una. Todo estaba en orden. Carmen y Manu habían cumplido con su cometido más que de sobra y Sabrina (la primera veterinaria), había hecho su trabajo a las mil maravillas. ¡Yo estaba niquelao! 

     Entonces empezó lo bueno: se puso unos guantes de látex y me miró desde el primero hasta el último pelo (y mira que tengo) mientras que Joaquín premiaba mi buen comportamiento con bolitas (¡muy importante! aquello debía ser una buena experiencia para mí y qué mejor premio que la comida): oídos, ojos, nariz, boca, cuello, tórax, abdomen, pichota, huevecillos, culete, pliegues, patas, ingle, hueco poplíteo... Vio todas y cada una de mis intimidades; entre nosotros ya no hay secretos. De pronto, abrió la puerta de la consulta y dijo: "Sara, por favor, ¿puedes venir a ayudarme?". María preguntó: "¿No puedo ayudarte yo? Y Sonia respondió: "No, mejor Sara". Jope, ahí sí que me acojoné bastante porque pensé: ¿Y qué va a hacer esta mujer que necesita la ayuda de Sara y María no es suficiente? Oh, Dios mío, EL MICROCHIP. Menudo agujón. Entonces Sara me cogió en brazos, me agarró bien mientras Joaquín me daba bolitas de pienso para minimizar la situación y.... ¡Clack! ¡Microchip dentro! Buah, ni me enteré... ¿Tanto pa' esto? Fue mucho menos de lo que me esperaba. ¡Hombre, no me metáis esos sustos!- pensé. Soy un machote como la copa de un pino y el más valiente de Sevilla. Os habéis quedao flipaos, ¿ehhh? Pinchazos a mí...

     Lo cierto es que me trataron con mucha dulzura y yo les estoy muy agradecido porque oye, no es lo mismo que te explore y te pinche Arnold Schwarzenegger que Yasmina del cuento de Aladín.

    Las primeras impresiones son muy importantes y aquello me gustó. Supe que aquellas tres princesas velarían por mi salud el tiempo que me quedara en Sevilla y que seguro lo hacían estupendamente. Hoy por hoy, os confieso que estoy muy contento. Han pasado 4 meses desde la experiencia del microchip y cada vez que voy a verlas (bien sea para alguna consulta o para saludarlas - ¡importante! En este caso "ir pa' ná" no es tontería, cada vez que voy y tengo una buena experiencia se refuerzan las ganas de volver-) me lo paso bomba haciendo monerías para ellas y... ¡¡¡destartalándoles el escaparateeee!!! Juas, juas, juas...


ALGUNOS CONSEJOS PRÁCTICOS PARA QUE LAS EXCURSIONES A LA CLÍNICA VETERINARIA NO SEAN UN CALVARIO:

1) Buscad una clínica donde los profesionales sean unas princesas de cuento como Alba, Sara y Sonia. Sé que es difícil, pero debéis intentarlo.

2) Id a la clínica para daros una vuelta y que no siempre sea cuando el peludo está malito o para alguna consulta veterinaria. La clínica es un parque de atracciones para nuestros sentidos y huele fenomenal.

3) Premiad a vuestro enano (y que le premie también el/la veterinario/a) mientras le está explorando o haciendo algún procedimiento tipo vacuna/microchip. Mola comer mientras te tocan la barriga, os lo digo yo. 


2 comentarios:

  1. Eres todo un golfo... verás cuando te lea el papi de Baia :-D

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  2. No te preocupes, Chus, si algún día me comprometo con una hembra seré sólo suyo. Eso sí, los suegros un domingo cada 15 días y sólo si hay paella de por medio.... Jejejejjeje...... Por cierto, ¿cómo se te da a ti eso del arroz?

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