Cuando descubrí el origen de mi nombre |
Ya cuando estaba en el Palacio
Oncetartessos, pero más intensamente cuando me fui con María y Joaquín empecé a
escuchar una palabra que se repetía mucho: “Primperan”.
“Primperan p’arriba, Primperan p’abajo,
Primpe, Primpe, Primpe…” No entendía del todo su significado, pero curiosamente
me di cuenta de que después de esa palabra siempre venía una caricia, un beso,
una bolita de pienso o una chuche. Así que, cuando lo escuché ±100 veces decidí
poner todos mis sentidos en mirar con cariño a quien lo pronunciaba con el fin
de recibir un premio, y así poner en práctica lo que me había estudiado en un
libro sobre “Cómo adiestrar humanos”, jejeje. A partir de ahí fue cuando me di
cuenta de que ese era mi nombre: Primperan (lo de entender que Oncetartessos
eran mi apellido vino después cuando lo vi en unos papeles que tramitó María en
la Real Sociedad Canina de Andalucía Oriental -ofú, qué nombre más largo-).
Al principio reconozco que me
sonaba algo raro eso de Primperan. Me daba la sensación de que el nombre de mis
hermanos sonaba mejor: “Teddy, Pipo, Kali”, que eran más propios de perros que
el mío, ¿verdad? No obstante, me gusta pensar que, aunque suene atípico, es
único y original, igual que mis orejas moteadas que me dan un aire distintivo y
varonil (ahí lo llevas).
Hasta aquí todo perfecto. Ya me
había acostumbrado a que se refirieran a mí como “Primpe” (era más corto y
cariñoso), yo les buscaba la mirada cuando lo pronunciaban y ellos me daban mi
premio delicatesen religiosamente, jejejeje (¡estaban dominaos!). Tenía
curiosidad por saber lo que significaba, pero no soltaban prenda. Una vez estábamos
en el Tamarguillo y el dueño de mis amigos Yoki y Silvi preguntaron: “Chicos, ¿pero Primperan no es el jarabe que se da cuando tienes vómitos?”.
Contraje mis orejas bicolor, sintonicé con Radio Tamarguillo y supe entonces
por qué me llamaba como me llamo. María les contó que, efectivamente, Primperan
es un fármaco antiemético de primera elección [-¿Qué narices es un “antiemético
de primera elección”?-me preguntaba (supongo que por la cara que puso el dueño
de Yoki y Silvi él se preguntó lo mismo). Es que a María se le huele la de-formación
profesional a kilómetros]. Pues bien, esa frase ininteligible para muchas mentes
humanas y el 100% de las cánidas significa que es un medicamento muy bueno para
frenar los vómitos. “¿Y por qué le pusisteis ese nombre al perro?”- siguió
cuestionando nuestro amigo de paseos. “Pues porque una vez atendí a tantas
personas por vómitos (en el contexto de una toxiinfección alimentaria -media ciudad
se cagaba por las patas y vomitaba por las esquinas-) y puse tantos “primperanes”
que al final me sonaba bien el nombre y, bromeando con los compañeros dije: ¡si
algún día tengo un perro le llamaré Primperan! Y dicho y hecho”. María es una
humana de palabra, no me cabe duda.
En fin, esta es la historia de mi
nombre, tan peculiar como bonito. En el fondo me alegro de que aquel día María
pusiera primperanes y no paracetamoles. ¿Cómo iban a llamarme entonces?- ¡Ven, “Para”,
ven!.- Uy, ¡qué follón!
Buenísimo...me ha encantado este capítulo y todos los demás pero este me parece especialmente simpatico. Felicidades Primpe, por tu mesiversario y por el "arte" que tienes, lametones chikitín
ResponderEliminarTito, es que hoy he cenado tarta y me ha dao un subidón de azúcar (pero de los buenos, de los que te ponen lúcido), jejeje.
ResponderEliminarJajajajajajajaja....cuidadin con la tarta a ver si vas a tener que hacer uso del medicamento del cual procede tu nombre :-P
ResponderEliminarFeliz mesicumleaños peque!!... Cada día me gusta más leerte... pero que arte tienes... Pareces andalú!! :-P... Popr quer será!!¿?¿ :-D...
Besitooo
Jejeje, algo de andaluz tengo, sí. Bailo flamenco y todo, Chus, ya te enseñaré un vídeo en el que estoy en una zambra gitana...
ResponderEliminar